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EL MISTERIO DE LA MAGIA

Bhima Tay
Vidente, Taróloga y Periodista de lo desconocido




La magia actual sintetiza la evolución tecnológica con la sabiduría más ancestral en donde todos los fenómenos se hallan conectados y cada fenómeno es efecto de una causa y generador de nuevos efectos a través de la energía que libera al crearlos. Es decir, el mago dirige el campo de las vibraciones y así consigue generar un fenómeno que de otro modo no tendría lugar; pero para conseguir realizar su trabajo, el mago debe preparar su mente y su espíritu, purificarlo y consagrarlo antes de realizar cualquier rito, porque su ser interior es el auténtico ámbito mágico. Todo lo exterior, instrumentos y ritual, son extensiones del mago que tienen como finalidad conectarlo al Cosmos entero. Por eso es importante que el espacio donde se lleve a cabo la práctica esté energetizado y se unan los principios masculinos y femeninos a través de la fuerza de los cuatro elementos (aire, tierra, fuego y agua) y la energía de la naturaleza ( hierbas, minerales, fases lunares, horas precisas,...) para dar fuerza a determinada petición donde el ingrediente fundamental de la verdadera magia es el amor, la fe y la voluntad de hacer el bien y la posibilidad de interaccionar con el Universo para desarrollar al individuo y a la humanidad.
Pero, ¿dónde está el misterio?,¿qué poderosa energía mueve los hilos que conceden nuestros deseos?. A estas preguntas responde el propio misterio y la entrega del mago a una poderosa fuerza de la que desconocemos su origen. Ya el el antiguo Egipto el mago solía decir ritualmente “ser justo de voz (Maa-Jeru ) y “no soy yo quien lo dice, es el dios”, es porque previamente se había identificado con la deidad, reminiscencias del ser divino que llevamos dentro, lo que exigía dejar a un lado su ego, su yo personal ilusorio. Para ello existían prácticas rituales específicas que representaban una muerte simbólica (del yo) y una resurrección encarnada del misterio mismo que se iba a representar.
El mago es un intermediario fundamental para la ejecución del ritual mágico, está poseído por un don trascendental que posibilita que la energía se mueva a favor de la persona o hecho concreto. Por ello, un buen mago debe ponerse al servicio de esa energía poderosa, sobreponerse a sus prejuicios, purificar su alma, cuerpo, mente y corazón para ayudar a esa alma necesitada; porque él es un “médico de almas”, “un curandero de Karma”, en definitiva, un mago, que interacciona con el Universo y respeta cada persona, cada ser vivo y cada situación.
Evidentemente aquí se trata la magia wicca con todas sus vertientes ( magia blanca, magia verde,...), porque la denominada “magia negra”, para hacer daño a otra persona, no entra dentro del concepto de la verdadera magia porque en vez de desarrollar y propiciar la evolución del individuo, involuciona y traumatiza creando profundas cargas kármicas a quien la realiza y a quien “favorece”.
Pero la magia evoluciona y, un concepto inherente al misterio de la magia es “la magia personal”; si somos únicos e irrepetibles, si cada uno de nosotros tenemos un código energético y una misión individual, la magia ha de ser personal. De ahí que los elementos que utiliza el mago, los conceptos mentales, emocionales y espirituales han de traspasar los límites ideológicos, la materia disponible y la energía serán concebidas como un telón definido donde prevalezca la pureza de la idea, el pensamiento libre y la aceptación de ese misterio que rodea al universo. Hay que crear constantemente, renovar los cánones establecidos si ya no funcionan, como los egipcios, los celtas y tantas culturas ya sabían: todo es fugitivo y eterno al mismo tiempo. Fluir para renacer de forma mágica dejándonos sorprender por el misterio. Así es y así será.
Este antiguo arte se podría definir como un conjunto de teorías místicas y prácticas rituales que sólo adquieren sentido a la luz de una cosmovisión que postula una idea e imagen del mundo y del ser humano que relaciona el uno con el todo. Desde este punto de vista, el primer postulado mágico sostiene que el mundo es una unidad viviente e interconectada, articulado en distintos niveles que configuran una jerarquía de planos cósmicos, por lo tanto, no sólo existe una red energética que vincula entre sí a todas las partes que configuran el Universo como unidad, sino que cada una de éstas contiene una imagen del todo. Este axioma no tiene nada de arcaico y, de hecho, es coherente con el principio cosmológico vigente en la ciencia actual. Pero la magia va mucho más allá.